Era la noche como un suave infierno
de diablos borrachos
cantando a la luna de Tepothlan
Cinco minutos
L. E. Aute
Paris.
Un momento estás calada de frío, preguntandote porqué no te fuiste a Italia de orgasmus, deseando que los franceses dejen de ser tan franceses, que paris fuera un poco más pequeña, que que que...
Tres minutos después pasa cualquier cosa que te deja la boca llena de sabor a magia, cualquier cosa, pasa casi todos los días, sólo hay que poner un pie en la calle... Generalmente, resulta que es que la gente de las ciudades viene de todas partes, supongo.
Nunca se sabe. Te pones a hablar con cualquiera; dos ojos, una nariz, una boca, lo típico, y poco después es un pianista de jazz que ha vivido en Tepothlan, cerca de mejico, se desculega con un "cuate, que tal" a lo mejicano y te dice que il y a muchos brujos là (este es el pianista de mi clase de coreografía).
El aura de la ciudad es gris y azul y a veces tiene brillos naranjas y amarillos. Cuando no hace mucho frío puedes sacar la cara del cuello del abrigo y descansar la mirada en cualquier parte. Mejor si puedes ver el río. El aura de la ciudad se le pega a la gente y asi Paris está llena de gente gris y azul que de vez en cuando te deja totalmente desubicada, preguntandote si será verdad lo que está pasando.
Me preguntaba hoy si yo me convertiré también en fauna de ciudad... quizá algún día me compre un extraño sombrero, un bolso enorme de colores y una bufanda de plumas azules, me pintaré los labios de rojo y los ojos con sombra azul celeste, pasearé por la ciudad y alguien pensará que soy esa señora que canta todas las noches en Saint-Germain des Près, cerca del puesto de crêpes, y yo, para hacerme la exótica, exageraré mi acento español y le contaré alguna historia sobre Tepothlan, que está llena de brujos, mientras saco del bolso los objetos más extraños, recogidos durante el día en mis paseos.
Así que vuelvo a casa como casi todos los días que paso fuera, con la sensación de amor-odio, de formar parte de la ciudad o estarla mirando, de ser observada por ella o de estarme contagiando de ella, sin saber si debo defenderme, rendirme, parame o correr.
Haga lo que haga sé que es inevitable, Paris se me pegará a la piel y también tendré ese aspecto azul y gris que deja escapar luces naranjas, aunque no lleve un gran sombrero ni me pinte los ojos de azul celeste, se me quedará la mirada de esa mujer de saint germain des près mirando por detrás de mi mirada y cantando con esa voz desconchada por el frío parisien.
(Dispersa pero atenta.)
Cada Domigo por la mañana ponen un mercado en Bastilla, justo aqui, al lado de casa. Este mercado me recuerda al Rastro de Madrid, aunque es mucho más pequeño, porque tiene el mismo ambiente de los tenderetes bastante mezclados, puestos de pañuelos y zapatos con puestos de frutas y quesos, y porque también es en Domingo y porque, como buen animal de tiempo, interpreto todo lo que me pasa y lo que veo con respecto a lo que conozco(claro).
Si bajas a las dos de la tarde, cuando el mercado está cerrando, los vendedores se dejan la garganta gritando las ofertas. an ego!! an ego!! un euro. Por un euro puedes comprar tres kilos de patatas o de cebollas que no aguantarian una semana más, cajas enteras de kiwis, de zanahorias, de limones, cestas de plátanos, de mandarinas, de mangos...
Hemos gastado ocho euros y hemos vuelto con comida para dos semanas, aunque con lo que traga Benia nos dará para menos...
La semana pasado la bautizamos la semana de la banana... tuvimos plátanos hasta hartarnos, benia descubrió un postre a base de plátanos y ron al horno y yo hice un arroz blanco con plátano frito que estaba buenísimo.
A parte de eso, cojimos una oferta de alcachofas por un euro y... jo, que buenas... que vayan a contarme a mi cuando era pequeña que iba yo a cocinar alcachofas y me iban a encantar. Tb preparé lentejas, increible la cocina, me gusta.
Así que estoy comiendo mejor que nunca. Y el placer que le estoy encontrando a la fruta... recién traída del mercado, romper los kiwis y las mandarinas con las manos sobre la fuente de cristal y comer a base de pasta con tomates de los de verdad y macedonia...
Esta semana es la semana del mango y el limón, y la novedad es una bonita coliflor que estaba de oferta... ya les contaré.
Examen de Historia de la literatura francesa
escribo 7 hojas, aunque no conozco autores ni obras
hablo de todo un poco
Fuera del examen, bien mal regular le pongo un lazo
Rastas rojas y una sonrisa,
-venís a comer?
un estudio en St Paul, pequeño y oscuro
Janis Joplin a viva voz
freedom is just another word for nothing left to lose...
Pasta carbonara y mary jane
mis mangas de lana olvidadas en el sofa
la iglesia de mi pasaje secreto, un descanso del frio y el viento
hoy hacia frio de nieve en paris
toujours les italiens
la cena de rigor
arroz blanco con plátanos fritos
Daniel y su enorme album de fotos
un día que parecen dos...
tengo la sensacion de que corro desde la semana pasada.
Me contaron que los que vuelven del espacio, tienen muchas dificultades para relacionarse con la gente. Me dijeron que es porque han visto lo pequeña que es la tierra en la imensidad, lo terriblemente diminutos que somos en el espacio. En algún lugar oí que quien vuelve de África, si ha entrado en el África de los pueblos que aun tienen dioses semihumanos y celebran los rituales más elementales, también regresa con una perspectiva extraña.
Ayer, vino a cenar una mujer de unos 25 años que volvía de África. Durante la noche, mezcla de italiano y francés, vino tinto y maría, tuve la sensación de que me decía cosas muy raras, a veces pensaba que era mi imaginación, a veces pensaba que África le estaba rascando la nuca. Se puso la bufanda de turbante y tocó a la guitarra melodías pesadas y lentas, parecía lejos de todos en la mesa. Me habló de la empatía y la crítica del arte. Dijo que la empatía es el mejor recurso de aquellos que no pueden aportar una mirada nueva a la crítica. África, dijo, ella no sabía nada, era un pueblo con el inconsciente a flor de piel. Al marcharse, después de ponerse el abrigo -tardó hora y media en despedirse-, estaba tan seria y aturdida que me daba miedo. Tomó café, lió un eterno cigarrillo. Benia sujetaba la puerta, harto de esperar a que se marchara.
Me dijo en francés, o creí oir, mientras se reía sola,
- eres demasiado inconsciente.
Para entonces yo ya no sabía si me hablaba a mi o se hablaba a sí misma, ni siquiera si la había entendido bien.
Me dije que era porque volvía de África, que la estábamos viendo volver sin reconocerse. Creo que nunca he visto a alguien hablar tan despacio y perderse tan rápido en su propia cabeza. No creo que terminara más de la mitad de las frases que empezaba a decir.
Esta lloviendo.
En los puentes las gaviotas aprovechan los descansos de la lluvia. Notredame se pone severa y me mira sin parpadear desde St. Louis. Sobre los barcos se estan posando las palomas. La gente camina rapido con la cabeza hundida en el abrigo. Las calles se llenan de charcos. En mi calle, la mujer del taller no ha venido y me atrevo a acercarme para husmear por los ventanales. Siempre está sentada en un taburete alto de madera, detrás de una gran mesa, con unas gafas de cristales redondos, muy concentrada en lo que hace. La he visto soldar y también unir cosas pequeñas con pinzas. Hace joyas carísimas, hace pájaros de papel blanco que cuelga por todas partes, tiene un teléfono viejo sobre un sistema de cadenas, hay un dibujo de un caballo y muñecos de cartón, hay muchas herramientas que cuelgan de la pared, piedras, trapos, maderas, trozos de metal...
Esa mujer del taller de mi calle... me hace pensar en personajes de cuento. Me parece mágica. Admiro a la gente que trabaja de esa manera, parece que guardan un secreto inmenso y pacificador en su trabajo. El último que vi así fue un botero. Un botero hace botas -de las de vino- en una botería. Eso fue en Madrid, en La Latina. Deberían conocerse estos dos... el botero madrileño y la joyera parisina... quizá en Praga, una tarde en la que no haya pasado nada, igual que esta, nada más que lluvia.
Mi primera impresión al ver esta película resultaba ser cierta y Mulholland drive, esa carretera, era realmente la entrada a la locura, solo que la locura tenía una estructura y Lynch se reía de mi, de mi y de todos los espectadores; quieres ver una peli? pues toma, a ver como te las apañas, vas a resultar tan ridiculo como esos dos policías enfrente del coche destrozado... maybe someone is missing...
Partiendo de una estructura muy simple, realidad y ficcion, Lynch construye un universo individual fantasmagórico por oposición al paraíso prometido hollywoodiense. Ese universo de fantasmas es creado por Diane/Betty como respuesta a sus sueños frustrados y a su negación de la realidad.
Trama de la película
Durante la primera parte de la pelicula, Betty es una jovencita tierna e ingenua que llega a Los Angeles con la ilusión de convertirse en una gran actriz, aventura que se interrumpe cuando aparece en su casa la amnésica e indefensa Rita, a la que Betty ayuda con un interés desproporcionado, considerando que no la conoce de nada. Sin embargo, en esta primera parte, el talento de Betty es reconocido por la productora de cine e, incluso, parece tener un flechazo con el director de la película.
Paralelamente, se desarrolla toda una conspiración en la que la actriz para el papel principal, papel al que aspira Betty, está ya decidido por razones de fuerza mayor, las cuales no se nos dan a conocer. Esta actriz es Camilla.
Durante la segunda parte de la película, Betty es Diane, una actriz fracasada, que consigue pequeños papeles gracias a la intervención de su amante. Rita, ahora Camilla, es todo lo contrario a una amnésica indefensa, sino que es más bien una mujer manipuladora y voluptuosa que va a casarse con el director de la pelicula. Diane, la antigua Betty, tampoco es la tierna ingenua, sino una mujer bastante agresiva e insegura que contrata un asesino para matar a Camilla.
despersonalización del personaje principal
Los dos personajes se nos presentan así disociados en dos personalidades opuestas y a la vez asociados entre sí. La pista para encontrar esa relación entre ellas es la carretera de Mullholand drive.
La primera escena en la carretera es un coche negro, fúnebre, que circula de noche no-se-sabe-a-dónde, con música no-diegética oscura e inquietante, y en el que viaja la mujer morena. La frase que desencadena la acción es la misma que repetira la rubia en la segunda versión de la escena: it's not here. Dos asesinos intentan matarla pero un coche lleno de jóvenes eufóricos choca contra ellos y los asesinos mueren. La mujer morena sale indemene del coche, tambaleándose, e inicia el descenso a la ciudad.
Los límites de la realidad y la ficción
Interpretación o emoción
Toda la fantasía de Diane/Bettyse orienta a mantener intacto el personaje idealizado de Rita/Camilla. La demonización de los personajes y las conspiraciones entrecruzadas durante toda la primera parte permiten que Rita mantenga un carácter plano, dócil y manejable, a la vez que dulce y agradable mientras que Betty es el personaje activo y decidido, la heroína.
Los personajes no tienen identidad, interpretan su papel y desaparecen en la ambigüedad de la trama; los personajes no son sino objetos, hombres y mujeres excéntricos e histéricos, maniáticos y marionetas que sobreactúan en el mundo paranoico de Bettie/Diane.
El tratamiento de los personajes es una crítica a hollywood y al sueño del éxito, al mundo de plástico creado por el cine, un mundo reinterpretado, falseado, que no tiene realidad; se trata de un mundo hermoso por fuera y vacío por dentro.
Yo hoy tenia un examen...
dije directamente que venia para llevarmelo y hacerlo en casa; todavía le estoy dando vueltas al temita, realidad y ficcion, representar o sentir las emociones en Mullholand drive... vvvvv... no se por donde salir.
Eso me pasa por pasarme de cenas el fin de semana.
El viernes hice una cena en casa con Beniamino e Irene, Daniel, mi compañero de clase del objeto y la melancolia, Selene, italiana socióloga que esta aqui de erasmus-oper, y Nikolaos, un griego hiper-educado, parsimonioso y extrañisimo que tiene un hermano y una madre gemelos.
Durante la cena estuvimos contandonos historias sobre lo que nos paso durante los primeros meses. Extranjeros... Desde dejarse las llaves dentro de casa con un porro a medio hacer sobre la mesa hasta una pistola en un jardin a las cuatro de la mañana, pasando por extrañisimas llamadas telefonicas y malentendidos de los mas variados. Nos reimos un rato.
El sabado lo pasé descorazonando tomates para un plato de alta cocina de Beniamino, mi compañero de piso. Vino una pareja,amigos suyos a cenar y acabamos la velada bronqueando con una vecina muy maeducada que se quejaba del ruido, porque, por si no lo saben EN FRANCIA no se puede hacer ruido después de las 23.30, y eran ya y 35.
Un placer la nueva casita, con sus cortinas rojas, sus campanitas de luz y sus ventanas de madera con macetas de potos y geranios. Un placer escuchar musica buena y nueva otra vez, desde King Krimson a los pixies, pasando por la banda sonora de Kill Bill.
El lunes desayuné larguísimo con Irene, que trajo mermelada de petalos de rosa y pasó el resto dela mañana dibujando letras japonesas, y por la tarde, depués de danza, Beniamino me enseñó a tocar wild horses - que no lo doy tocado por la dichosa cejilla-.
Normal que ahora Lynch me gane en todos los asaltos.
Toda la semana remontando,
toda la semana sintiendome torpísima y ya por fin hoy en la clase de danza... yo-walkiria, un desastre, no di una a derechas en las tres horas. Y sí, los ejercicios eran muy bonitos pero a la hora y media de baile estaba tan reventada que ya solo marcaba las posiciones. La cara de la profesora era un poema y yo ya no sabia donde meterme.
Yo bailando con la rusa. Yo, morenita de pelo corto, metro sesenta y con mis kilos de mas de las navidades, con Shasha, rubia de pelo largo, delgada como un palo y poco menos de metro ochenta, a cual mas torpe... porque encima no nos enterabamos de lo que teniamos que hacer.
Nos hemos pasado la clase haciendo ejercicios en los que enfocabamos un punto con las manos, depues se trataba de jugar con el espacio entre ellas, estirarlo, agrandarlo, meterse en el marco entre las manos, sobre todo la mirada, concentrar la mirada en el hueco entre las manos... muy curioso.
Shasha y yo nos hemos pasado el rato mirandonos, mirandonos los pies, encuadrandonos la cara, mirandonos las rodillas, agrandando el marco para nernos enteras, imitandonos, jugando hasta a las palmitas... muy entretenido.
Luego hemos montado una coreografia con ese tema.
Parecía una historia.
Una mujer que encuentra un triángulo mágico debajo de su ombligo y lo levanta por el pecho hasta mirarlo de cerca, lo pone en alto, a la luz, gira con el la cabeza y vuelve al mismo sitio, lo levanta de nuevo y se arrodilla, lo pone en el suelo, lo desplaza a un lado y lo levanta otra vez, lo trae al frente, lo estira, lo encoje...
Durante tres horas olvide totalmente mi examen de mañana.
El día a día, claro. Me gusta el día a día. Dicho así, da mucha tranquilidad, continuidad, hasta coherencia ....el tiempo... parece que pierde peso y que uno deja de ver un momento el fondo del pasillo. Que no se me escape, lo digo otra vez; el día a día.
Lo difícil de tener un día a día es la schedule, el emploi du temps, los horarios, es decir, la rutina y la no-rutina.
Por un lado, si tienes una rutina parece que estás atrapado, que no hay lugar para la espontaneidad en tu vida, que te vuelves un poco máquina. Por otro lado, si no la tienes, te encuentras perdiendo las horas en cualquier rincón de la habitación, mirando lo primero que se mueve y como buscando. Buscando qué. Buscando las horas que se te están escapando quién-sabe-dónde.
Lo que tiene que se te escapen estos seres tan delgados es que se cuelan por cualquier parte, por los huecos de la madera del suelo y de los muros, por los desagües, por los cables de la luz, pegadas al zapato de la úlitma visita o montadas sobre las notas de una canción.
También se cuelan las horas por aquí, por esta ventana-bitácora, que a veces me mantiene cerca de lo que está lejos y me aleja de lo que está cerca.
blablabla...
Y es que así he pasado básicamente el fin de semana después de llegar a Paris. Aparte de hacer el trabajo sobre el objeto y la melancolia, me he ido dejando las horas por ahí. Y, como ven, así sigo, aquí escribiendo bobaditas y con los libros esperando en la mesa mientras las horas se me caen de los bolsillos.
En el supermercado, me tiro como diez minutos observando el pan de molde. por qué? porque dudo. Aaaahhh... la duda, la duda es inmensa; calidad, precio, tamaño pequeño o familiar, caducidad, con cereales, integral...
Un tipo grandote de unos cincuenta años, con pelo largo y algunos dientes de metal que se para también a mirar el pan de molde, me pone nerviosa, porque parece haberse contagiado con mi duda y también observa largamente los paquetes de pan... Me digo que una cosa es que se hable del destino y otra cosa es que vaya contra mi voluntad (un brujo me dijo que me enamoraría de un tipo de 46 años y esto no es lo que esperaba).
Entonces me habla y no le entiendo. Digo -pardon? Coge un paquete y me dice que éste está muy bien, que viene en paquetes separados de unos seis o siete rebanadas y que tal y tal. Le miro muy asombrada por estos consejos que me da y se me queda mirando también. No sé qué decirle y la situación dura más de lo que yo desearía. El pasillo es estrecho y quiere pasar una chica, asi que el tipo se aparta para dejarla pasar y se tropieza y tira unos paquetes de detergente. Me aguanto la risa y cojo un paquete de pan de molde, el primero que pillo y me marcho a la caja, pensando que igual me lo vuelvo a cruzar porque debe de vivir por aquí y seguro que entonces se me escapa la risa.
Ya
me quite la ropa de aquella mujer
no era mia
dejé que mi niña gritara y pataleara y llorara hasta cansarse,
no pude evitar que la oyeran algunos vecinos
no pude evitar consentirle algun capricho
cuando llegué había preparada una cena
le eché las cartas a Raissa, ni sé qué le dije,
yo agotada, tomando, sin hambre
y me dio hasta un poco de fiebre...
me acosté sobre la una o las dos
dormi bien
dormi muy bien
me desperte tres veces,
la primera triste
la segunda helada
la tercera con ganas
despierta
los pies sobre paris
los ojos
sobre la ventana de las cortinas rojas
después la niña al teléfono
después...
bajé a hacer la compra,
calles pequeñas de piedra
volví y recalenté los cous cous de anoche
comi con beiamino y hablamos largo
hay un pianista en el edificio...
esta ensayando
salgo a comprar papel higiénico -lo olvidé antes-
paso por un parque rodeado de soportales y galerías de arte
ahora estudiando, con musiquita y un té
muy tranquila
ha vuelto a tocar el pianista
parece que ha sido un dia larguísimo