El día a día, claro. Me gusta el día a día. Dicho así, da mucha tranquilidad, continuidad, hasta coherencia ....el tiempo... parece que pierde peso y que uno deja de ver un momento el fondo del pasillo. Que no se me escape, lo digo otra vez; el día a día.
Lo difícil de tener un día a día es la schedule, el emploi du temps, los horarios, es decir, la rutina y la no-rutina.
Por un lado, si tienes una rutina parece que estás atrapado, que no hay lugar para la espontaneidad en tu vida, que te vuelves un poco máquina. Por otro lado, si no la tienes, te encuentras perdiendo las horas en cualquier rincón de la habitación, mirando lo primero que se mueve y como buscando. Buscando qué. Buscando las horas que se te están escapando quién-sabe-dónde.
Lo que tiene que se te escapen estos seres tan delgados es que se cuelan por cualquier parte, por los huecos de la madera del suelo y de los muros, por los desagües, por los cables de la luz, pegadas al zapato de la úlitma visita o montadas sobre las notas de una canción.
También se cuelan las horas por aquí, por esta ventana-bitácora, que a veces me mantiene cerca de lo que está lejos y me aleja de lo que está cerca.
blablabla...
Y es que así he pasado básicamente el fin de semana después de llegar a Paris. Aparte de hacer el trabajo sobre el objeto y la melancolia, me he ido dejando las horas por ahí. Y, como ven, así sigo, aquí escribiendo bobaditas y con los libros esperando en la mesa mientras las horas se me caen de los bolsillos.
En alguna parte habrá un depósito enorme con todas las horas perdidas. Y de vez en cuando harán una subasta para venderlas a precio de saldo al mejor postor.
Escrito por odyseo a las 17 de Enero 2005 a las 08:57 AM