ya es evidente que
lo que estaba por decir
y lo que se dijo
en pro de los ciegos apasionados,
sedientos de deseo,
débiles para quedarse
pero fuertes para pelear
y marcharse,
no era cierto.
He tenido que esconderme en cuevas,
creyendo que el amor era inmortal
y yo poco divina para sus dones,
he desayunado cada tarde
y aún el café humea y
deja un haz de melancolía
cuando se va el sol;
sigo esperando,
con pretensiones de eternidad...
Amo cosas perdidas;
en mis sueños más húmedos
todo es encuentro.
hermoso
Escrito por gahia a las 19 de Marzo 2007 a las 09:01 AM