Our hopes and expectations
Black holes and revelations
Starlight, Muse
Sólo quería dejar constar aquí que el concierto de MUSE de ayer en Madrid estuvo muy bien, que me lo pasé como una niña; muy mimada, por cierto, porque las entradas aparecieron gratis y por sorpresa una hora antes del concierto y pudimos verlo desde las gradas, un privilegio que según avanzó la noche agradecí cada vez más porque había muchísima gente. Además de una hora y media de música, el escenario estaba lleno de estrellas, con efectos de fuego o tormentas de luces impresionantes.
El concierto empezó sin que pudiéramos ver al batería; una estructura trapezoidal se abrió después de unos minutos y dentro estaba el tipo tocando. Para terminar el concierto, la batería volvió a encerrarse en la estructura. Buena manera de escuchar su último disco.
No one is going to take me alive
The time has come to make things right
You and I must fight for our lives
You and I must fight to survive
Knights of Cydonia, Muse
Casi como las cartas a un anónimo, a veces no sé si alguien se esfuerza por entretenerme y me toma el pelo o si a la gente tanto se le va la olla com para que me pasen estas cosas, esta es graciosa, la del charro no tanto, que la cuento otro día, porque antes de dormir me iba a pesar mucho para caminar, pero ésta es buena, si es que es verdad que este tipo ha dado así por las buenas conmigo.
Vivía en mi mismo edificio en Paris, hhablamos un par de veces, en una tuve que pedirle disculpas, pensando para mi que al necio no se le deban dar más razones que las justas para decir necedades. No sé si será cierto, que se trate del mismo.
Verdades o mentiras, es lo mismo, ni trick ni treat, sólo parte de lo que parece;
para quien no leyera cómo conocí al compositor y a la actriz por las rendijas del edificio y las ventanas del patio interior del 11 de la rue Beautreillis, esos tres personajes que no se dejaban ver en el bar de abajo, -a saber, como dice éste señor James, los que tocaban la trompeta a las cuatro de la mañana, o sea, este músico y esta actriz parisinos, y yo.
Este señor, digo, algo embrutecido, vivía precisamente entre mi piso y el del músico y la actriz. Una tarde, oí un piano ensayando el claro de Luna de Debussy y salí descalza por la escalera para averiguar de dónde salía. Cuando vi que su ventana estaba a sólo un piso de por medio, justo bajo la mía, mandé una nota atada a una cuerda y no tardaron en contestar tirando del otro extremo para enviarme la respuesta. Seguimos hablando así un par de días, hasta que a éste señor le dió por quedarse mirando para su ventana, no sé si buscando inspiración motriz o mirando el muro de enfrente, y decidió salir al patio a quejarse por une chose pareil- hacer subir y bajar una cuerda por la fachada-, y al igual que dijo varias veces que aquel vaivén le tenía amargado, le distraía o le enervaba, aunque a mi me pareció que ya venía de vuelta de todas esas cosas, dijo también que estropeábamos la estética del edifcio -pero yo no sabía cómo se decía patio interior en francés-, y él se preguntaba que por qué no nos relacionábamos como personas normales.
Me miraba desde abajo, estirándose y torciendo para sacar medio cuerpo por la ventana, torcido y recostado en el macetero, manteniendo el tono maduro del que no hace cosas irracionales, yo quería contestarle que no me parecía que aquello fuese mi problema y me imaginaba su casa, el interior, como la de una revista de muebles, y así me hablaba en pleno patio, como si yo me hubiera vuelto loca o fuese tonta, reprendiéndome, por mi conducta.
La situación me avergonzó tanto que después de discutir atropellada y en mi francés apaleado, yo ya no sabía si me avergonzaba más de él o de mí.
Curioso.
Enfin.
Tengo que aclarar aquí que estas dos personas, encantadoras "quand meme", NO eran aprendices de músicos, él era compositor de música contemporánea, tipo la mountyoung o algo así, director y pianista, estrenó una obra suya ese mismo año, la misma noche en que celebramos la despedida de Paris en casa, el Benia y yo, él estaba enseñándole a ella a tocar el claro de luna de Debussy, para entretenerse, y por placer, era estudiante de arte dramático y actriz principiante, no trabajaba ese año porque estudiaba un curso de unos meses, tenía la beca para la vivienda y no había encontrado un trabajo a su medida.
También, ese año, es verdad que él empezó a tocar la trompeta, un fin de semana estuvo tocando el piano con un clarinetista o un flautista hasta un poco tarde, pero eso de la trompeta y las cuatro del amañana es una tampa o un sueño de James. Ninguno tocábamos de madrugada. Un día estuvimos tocando hasta las once y media y bajó la mujer del piso de arriba blabllabla.
Lo que sí es cierto es que ninguno de los tres bajaba a ese bar.
Aquí en el extendido oculto, el texto del comentario:
colgaré si puedo traducción en un comentario al post.
Aquí el texto del comentario:
Bonjour "artemis"...
Tu dois certainement encore te souvenir de moi... "el Parisiano insoportable, melindre y cinico...". Je suis content d'etre tombé sur ton blog. Ca me permet de repondre avec un peu de retard aux propos laches et sans fondements que tu as lancé sur ton article a propos de "la rue beautreillis".
Je ne vais pas m'etaler en explication... Mais je te rappelle que personne ne t'appreciais dans l'immeuble a part les abrutis qui apprenaient a jouer de la trompette a 4h du matin... Tu aurais eu des talents musicaux, nous nous serions certainement tres bien entendu.
Tu as oublié de citer dans ton article un endroit tres important de notre adresse, "le dindon en laisse" ou tous les habitants de l'immeuble se reunissaient... sauf toi et les apprentis musiciens d'en bas.
Salutations quand meme.