23 de Junio 2005

Denis

A la una de la mañana, después de llevar ya juntos desde las 18.30 y de tomar café bajo la lluvia, pasear, cenar y tomar vinos con Benia y con su hermana... como no se nos ocurre otra cosa y hay que aprovechar -filosofía deniniana-, nos vamos para las quais -orillas del sena-, que hay que dejar dormir a los angelitos -benia y su hermana-... ultima cerveza en el bolso, ajedrez debajo del brazo y quitándonos el sueño de los hombros, on y va...

- On doit profiter... me dice... peut-être qu'on ne se voit plus...

De hecho, yo sé que está harto de pensar que me voy y seguir viéndome, que la situación le agobia y le frustra. A mi también, pero la que se va soy yo y vivo esa situación con todo, en general, con cada piedra de mi calle Beautreillis y cada gota de agua del sena, con cada voz parisina que oigo y cada croissant que como...

Jugando al ajedrez entre grupos de gente que bebe y canta... sorprendentemente, logré poner toda mi atención en el juego, con las ganas por ser valorada por alguien que valoro y gané la partida... dos de la mañana y nos hemos quedado sin cerveza... así que vamos a investigar el quartier latin, rue Monge, donde encontamos una épicérie que no cierra en toda la noche -las epiceries son las tiendas de los chinos de madrid pero que las llevan generalmente los árabes en Paris-.

Con tres cervezas de litro volvemos a las quais y hablamos de mil cosas hasta las cuatro de la mañana, cuando nos encontramos con unos italianos conocidos y nos unimos al grupo, entre los ialianos corre el vino y vuelan los porros, asíque en breve estamos los dos definitivamente destruidos. A las cinco de la mañana iniciamos la búsqueda del coche de Denis... colega, dónde está mi coche... pero él no comprendía muy bien por qué yo me reía tanto.
Dentro del preciosísimo chevrolette blanco descapotable, con música de guitarreo rockero de los 70, reventada pero sin ganas de acabar la noche...
- J'aimairais beaucoup faire un tour en voiture par Paris...
Con como conduce Denis, que es un agresivo (de gran corazón, claro) que abolla los coches que le dejan atrapado al aparcar a fuerza de empujarlos, que arranca siempre levantando el pie demasiado rápido del embrague y mete la música alta, pero música buena, y que nunca me ha dicho que no a nada...

Dicho y hecho...
Paris amaneciendo por calles desiertas a cien por hora.

Escrito por Artemisa a las 23 de Junio 2005 a las 09:37 PM