al elaborar nuestro duelo amoroso pasamos por tres fases distintas,
es un proceso psicológico necesario ante la pérdida del ser amad@.
Etapa masoquista:
se caracteriza por tener un pensamiento recurrente y
obsesivo que invade a la persona de manera casi persecutoria. Es masoquista
porque la persona piensa que el motivo del abandono es por culpa propia. Es la
fase donde nos planteamos los si yo hubiera. Las fantasías son contra
nosotr@s, es decir, pensamos en toda serie de desgracias que nos pueden ocurrir, desgracias de las que la otra persona tiene noticias y finalmente viene para consolarnos, y así recuperar el objeto de deseo amoroso.
Etapa sádica:
se caracteriza por vivir el abandono como culpa del otr@, en esta fase al igual que en la anterior, también el pensamiento es obsesivo y recurrente, pero las fantasías cambian. Ya no se piensa en desgracias propias sino en grandes y geniales situaciones que nos pasan, llegando a creernos su verosimilitud, aún cuando sean imposibles. Nuevamente creemos que esto que hemos imaginado es posible y que cuando la persona amada se entere vuelva con nosotr@s y así poder reanudar la relación.
Etapa de resolución:
es la etapa donde se asume la pérdida del objeto de deseo. Se caracteriza porque la persona es consciente de que la culpa de la pérdida no es exactamente de nadie, sino más bien de las circunstancias. Es capaz de analizar las ventajas y los inconvenientes de la relación.
Actúa el principio de la realidad en el sentido de que ve que no es posible conseguir o recuperar el objeto de deseo. A nivel hormonal se va produciendo un equilibrio hormonal, de manera que el enganche físico es cada vez menor, es la fase de resolución del enamoramiento.