La ulitma vez que falté a la clase de danza (segunda o trcera vez en todo el año) la profesora me llamo instándome a comprometerme a no faltar más, "porque si no no se puede organizar la coreografía" están todos aquí menos tú... il faut il faut, blablabla.
Me piqué bastante porque no sé a cuento de qué me llama a mi por faltar una tercera vez si hay otros que son mucho menos regulares en la asistencia que yo. El ambiente durante examenes ha sido terrible y hay baiarines que me encuentro en los pasillos y giran la cara. Yo, más chula que nadie, claro, luego en clase suelo interpretar el paripé del ça va, que tanto les gusta a los franceses, con bastante neutralidad.
Así que ayer me disponía a entrar en clase de danza y se me ocurrió comportarme de la manera contraria a la que se esperaba. Al entrar, Anne, la profesora, me recibió con carita escéptica y bastante baja de energía, así que le hice doble llave de sonrisa y sorpresa... le cambió del todo el ánimo y hasta me estuvo echando una mano para coregir fallos de postura -primera vez-.
Me resolví a probar la misma técnica con los demás y sorpresa... los que no me saludan en los pasillos me echaron más de un cable durante las tres horas de clase.
Así que lo que pasa es que a estos franceses hay que darles doble dosis de sonrisa para que se suelten un poco. Y es que, qué se le va a hacer... por mucho que me esfuerce en que me quede elegante, la seriedad me queda fatal.
Por cierto, que para más coña, éramos sólo cuatro personas de diez en clase... pa que luego me llamen la atención. Y muy bien, convirtiendo gestos cotidianos en danza para el proyecto de video. Uf, no quedan ni dos meses para el festival.
Escrito por Artemisa a las 15 de Febrero 2005 a las 06:32 PM