(...)

Toma mi respuesta, ya:

¿Qué tal tienes tu brazo?
Aparte de que he mirado hoy el correo porque he estado toda la semana de exámenes, no sé qué decirte.
Yo no quiero hablar contigo. Me moriría de vergüenza. Prefiero que las cosas sigan así. Si no es posible, no tengo ninguna solución.
No me he puesto la armadura ni empuño mis armas; esto es mucho más inofensivo de lo que piensas. La que desconfía todo el rato eres tú. Yo tampoco pongo las reglas, es que me veo incapaz de confesártelo todo, quedar contigo y tomarnos algo.
A lo mejor me enamoré de ti, a lo mejor no, a lo mejor ya no lo estoy, a lo mejor lo estaré, a lo mejor sólo quería escribirte, a lo mejor sólo me deslumbraste. No lo sé ni yo.
¿Soy dominante? Joder, me sorprende que me digas eso. Creo que no lo soy, pero puede que haya ido un poco de ello, para deslumbrarte.
Si por tu parte la ficción del príncipe ha terminado, ¿por qué me has escrito otro e-mail?

El otro día encontré esto entre unos papeles, y me pareció que te gustaría:

What is love? ’Tis not hereafter;
present mirth hath present laughter
what’s to come is still unsure,
In delay there lies no plenty,
then come kiss me, sweet and twenty,
youth’s stuff will not en-dure.

Shakespeare, "Twelfth night", act 2, scene 3.