Hoy ha reventado una cancela,
las manos de la lluvia han volcado
los signos del sueño del agua...
Una vieja pregunta
engordaba el vientre
y resumía la existencia,
engordaba y quitaba el hambre
y dejaba el alma anémica;
mancha orlada en fuego.
La palabra llovida lavó la calle
y resbaló una lámina;
en ella he visto;
en ella la palabra lavada,
con la imagen sorda
del blanco de mi nombre.
La palabra llovida lavó el ruido
y resbaló una lámina;
en ella he oido;
en ella la palabra lavada,
con la música ciega
del blanco de mi nombre.
En ella mi nombre,
mi nombre en el fondo del azogue.